Malware: cuando los virus informáticos evolucionaron a algo mucho peor
Llevo más de una década analizando amenazas digitales y, créeme, el malware actual no tiene nada que ver con los primitivos virus que causaban estragos en los años 90. Lo que antes era casi una gamberrada digital se ha convertido en una industria criminal sofisticada que mueve miles de millones de euros. Y no, no exagero ni un poco.
¿Qué es exactamente el malware?
El término «malware» (del inglés «malicious software») engloba todo programa diseñado específicamente para dañar, infiltrarse o comprometer un sistema informático sin el consentimiento del propietario. Es básicamente el término paraguas bajo el que se agrupan virus, gusanos, troyanos, spyware, ransomware y otras amenazas digitales.
A diferencia de los fallos o bugs comunes, el malware tiene una característica definitoria: la intencionalidad maliciosa. Está creado específicamente para causarte problemas, robar tus datos o sacar beneficio de alguna forma.
Evolución: del «te he infectado» al cibercrimen organizado
En los inicios, muchos creadores de virus buscaban notoriedad: querían demostrar que podían burlar sistemas de seguridad. El famoso virus «I love you» de 2000 se propagó por correo electrónico y afectó a millones de ordenadores, pero su objetivo principal era la propagación masiva, no el beneficio económico.
Hoy la cosa ha cambiado radicalmente. El malware actual:
- Está desarrollado por equipos profesionales con recursos
- Opera bajo modelos de negocio establecidos (como el MaaS – Malware as a Service)
- Utiliza técnicas avanzadas de evasión
- Tiene objetivos económicos precisos
Principales tipos de malware que debes conocer
Cuando hablamos de malware, entramos en un ecosistema complejo. Estas son las categorías principales que amenazan tu seguridad digital.
Troyanos: el engaño clásico renovado
Al igual que el caballo de Troya de la mitología griega, estos programas se disfrazan como software legítimo para colarse en tu sistema. Una vez dentro, crean «puertas traseras» que permiten el acceso remoto a tus dispositivos.
Los troyanos bancarios, por ejemplo, son especialmente preocupantes. Malware como Zeus, Emotet o TrickBot están específicamente diseñados para robar credenciales financieras monitorizando tu navegación web.
En 2021 detectamos un aumento del 36% en las infecciones por troyanos bancarios comparado con el año anterior. La pandemia y el aumento de las operaciones bancarias online dispararon estos ataques.
Spyware: el acosador digital que lo ve todo
El spyware hace honor a su nombre: espía todo lo que haces en tu dispositivo. Desde las teclas que pulsas (keyloggers) hasta las páginas que visitas o las aplicaciones que utilizas. Todo queda registrado y se envía a quien controla el malware.
Un caso habitual es el de las extensiones maliciosas de navegador que se instalan sin que te des cuenta. Estas pueden registrar tu historial, modificar las páginas que visitas o incluso capturar lo que escribes en formularios web.
Ransomware: el secuestrador de datos
Si hay un tipo de malware que se ha convertido en protagonista en los últimos años, es el ransomware. Funciona cifrando tus archivos y exigiendo un rescate (normalmente en criptomonedas) para recuperar el acceso.
Ataques como WannaCry (2017) nos mostraron el potencial devastador de esta amenaza, afectando a organizaciones en todo el mundo, incluidos hospitales que vieron paralizada su actividad.
Lo más preocupante es la evolución hacia el «doble extorsión»: no solo cifran tus datos, sino que amenazan con publicarlos si no pagas. Esto añade una capa adicional de presión, especialmente para empresas con información sensible.
Adware: publicidad agresiva con riesgos ocultos
Aunque pueda parecer el menos dañino, el adware supone una molestia constante y, en muchos casos, es la puerta de entrada para amenazas más graves. Se caracteriza por mostrar anuncios invasivos, modificar tu navegador y recopilar datos de navegación.
Lo que mucha gente no sabe es que algunas variantes de adware pueden desactivar funciones de seguridad de tu sistema o preparar el terreno para infecciones más serias.
Métodos de infección: cómo llega el malware a tu dispositivo
Entender cómo se propaga el malware es fundamental para protegerte. Estos son los vectores de ataque más comunes.
Ingeniería social: el eslabón más débil somos nosotros
El 91% de los ataques de malware comienzan con un correo electrónico. La ingeniería social funciona porque explota el comportamiento humano, no las vulnerabilidades técnicas. Los ciberdelincuentes diseñan correos phishing cada vez más convincentes que imitan comunicaciones legítimas de bancos, servicios de mensajería o incluso de tus propios contactos.
Un ejemplo típico es el correo que parece provenir de tu banco, informándote sobre un supuesto acceso no autorizado a tu cuenta. Al hacer clic en el enlace para «verificar tu identidad», en realidad estás descargando malware.
Vulnerabilidades de software
El software desactualizado es una invitación abierta para el malware. Las actualizaciones no solo añaden funciones, sino que corrigen vulnerabilidades de seguridad que los atacantes conocen y explotan.
El caso de EternalBlue, la vulnerabilidad que permitió la propagación de WannaCry, es paradigmático: Microsoft había lanzado un parche meses antes, pero muchos sistemas no estaban actualizados.
Dispositivos infectados y descargas engañosas
Las unidades USB siguen siendo un vector de ataque efectivo. En 2018, investigadores dejaron intencionadamente memorias USB infectadas en estacionamientos de empresas y el 45% fueron recogidas y conectadas a ordenadores corporativos.
En cuanto a las descargas, no solo debes preocuparte por sitios piratas. He visto casos de aplicaciones maliciosas coladas en tiendas oficiales como Google Play, que pasaron controles iniciales pero ocultaban funcionalidades maliciosas que se activaban posteriormente.
Cómo protegerte del malware
Implementar una estrategia de defensa en profundidad es tu mejor apuesta contra el malware. Aquí tienes las medidas más efectivas.
Herramientas de protección indispensables
Un buen antivirus sigue siendo fundamental, pero hoy necesitas soluciones más completas:
- Antimalware con protección en tiempo real: Busca soluciones que no solo detecten amenazas conocidas por firmas, sino que utilicen análisis heurístico y de comportamiento para identificar malware nuevo.
- Firewall correctamente configurado: Tanto a nivel de hardware como software, para monitorizar el tráfico entrante y saliente.
- Bloqueadores de anuncios y scripts: Extensiones como uBlock Origin pueden bloquear dominios maliciosos conocidos y scripts potencialmente peligrosos.
Hábitos seguros que marcan la diferencia
La mejor protección tecnológica puede ser inútil sin buenos hábitos:
- Verifica siempre el remitente antes de abrir correos o hacer clic en enlaces
- Actualiza regularmente todos tus dispositivos y aplicaciones
- Haz copias de seguridad periódicas en medios desconectados (por si sufres un ataque de ransomware)
- Utiliza contraseñas robustas y únicas para cada servicio, idealmente con un gestor

